Yo soy mi vida y gasto mis minutos risueños
sabia, imprudentemente, derrochadora, abierta,
o simplemente aprieto un puñado de sueños,
temiendo que no cierre la descuidada puerta.
Yo soy mi tiempo de hoy y el tiempo que no llega
tal como ayer fuera el tiempo de mi infancia.
La nostálgica lluvia que mi mejilla riega…
Del instante supremo del amor la fragancia.
Y así se va pasando de la ilusión el halo,
según nuestro entusiasmo o las fuerzas distintas;
la vida que nos dieron es tan dulce regalo,
que la vemos a veces como a las viejas cintas,
aunque seamos una cuando aspiro y exhalo,
y nos vayamos juntas en un futuro extintas.
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