Desde muchas décadas atrás, supuestamente por motivos de educación, o de temer exhibir un desmesurado egocentrismo, evitamos mencionar el yo ante nuestros oyentes. Preferimos remplazarlo por Nosotros. Sin embargo el incorporar más miembros a la persona no reduce en nada nuestra naturaleza o responsabilidad. Obligamos a alguien abstracto a compartir nuestras actitudes, a participar en nuestras culpas o dichos, a veces fingiendo ser modestos.
He llegado hoy a la conclusión de que no es el pronombre tras el que nos refugiamos el que muestra o disimula nuestro yoísmo.
Es posible imponernos haciendo uso del vosotros si nuestra actitud es imperativa o recriminatoria. Y el Ellos, mencionado reiterativamente, puede significar muchas veces maledicencia o engaño y en pocas exaltación.
Creo que lo justo es que asumamos nuestras acciones buenas o malas, los hechos que nos ennoblecen o desmerecen. Evitemos los vosotros que nos alejan y los ellos que no nos pertenecen y quizás en un fraterno tú y yo, o un respetuoso usted y yo podamos mantener un diálogo cortés y amistoso, sin engaños ni disfraz.
En nuestra cordura, inteligencia y sencillez estará el no hablar excesivamente de nosotros mismos.
Intentémoslo y veremos que el Mundo es de todos.
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