viernes, 17 de diciembre de 2010

Mi adiós

                                               Mi adiós

La noche me descubre con mi escuálido equipaje.
Me voy sin destino, con la premura incomprensible de quien marcha contra la corriente e igual se aleja.
Me voy cuando otros han regresado. Siempre hay alguien que no puede enfrentar el presente
Yo viví otros pasados que ya no están. …
Más aún, viví pasados anteriores a éste que todos nombran.
Recuerdo infelicidades que se han olvidado, vi gestarse un período amargo mucho antes que llegara. Supe de  ansiedades y pobreza extrema, que todavía no desaparecen, de inoperancia que hoy perdura, de rebeliones que nunca se apagan,  y de esperanzas que se vuelven amarillas antes de verdecer.
Todos los que han alcanzado mi edad conocieron ayeres viejos. Hubo un tiempo en que los rencores prácticamente ya habían muerto después de otros regímenes anticonstitucionales. Siempre hubo injusticias, muertes, pero hay que apostar por  el vuelo de las blancas palomas  o la formación del arco iris
Comprendo los dolores profundos  de los seres, aunque yo no los haya vivido. Pero este enfrentamiento de rencores, este cruzarse de identidades,   esta infinita prolongación de culpas no puedo comprenderlos
Por eso quiero irme lejos, con muchos saberes  que la mayoría ha olvidado o no ha conocido, o jamás llegará a conocer.
Quiero recordar a mi patria con la serenidad y la grandeza del perdón.
 Que ellos pecaron más, dirán algunos. Nadie discute eso, pero esta no es la I Guerra Mundial, ni la Segunda. No es la Guerra de Secesión, ni todas las miles que destacan los textos de Historia.  Tampoco es la guerra Civil Española. Es justo que se marquen y subrayen los hechos delictivos terribles e inhumanos, pero Jesús dijo: “ El que se encuentre libre de pecado que tire la primera  piedra.”
 Sería mejor  darnos vuelta y decirnos a nosotros mismos que quien siembra vientos recoge tempestades. Por ello, habría que remover la tierra y sembrar semillas nuevas. Pero a pesar de tanto tiempo, la tierra todavía no está lista y yo no me resigno a vivir en un país que todavía odia.
. Si hay un enemigo  quizás hubo provocaciones, o nos encontró descuidados.
Tratemos de  no olvidarlo para que no vuelva a repetirse esta etapa infeliz.
Yo me voy porque quiero ver las colinas incontaminadas, el abrazo de los hermanos, y no puedo lograrlo.
Desde la lejanía soñaré con otra forma de preservar los ideales, con un algo de tolerancia y de respeto. Quiero una paz absoluta, entera, redentora, y por eso he de  buscarla aunque sea en una playa lejana e ignorada, donde no me lleguen noticias si no son aquellas del olvido y la reconstrucción.
 La verdadera Historia no es la que escribe  rescata el gobierno de turno,  ni los oprimidos, ni los opresores, ni los lastimados ni los idealistas, sino aquella objetiva donde se diga, aunque tedioso y frío sea   leerla,” unos hicieron algo, los otros lo demás  Causas múltiples  que se detallan crearon una situación difícil y desbordada que nos ha marcado a todos.”
Un lector inteligente y joven, sacará sus propias conclusiones si el relato es claro e imparcial.
 Creo además que lo único posible sería que esa Historia no la escribiéramos nosotros mismos, sino un observador contemporáneo, extraño a quienes se enfrentaron y sin ningún interés, alguien a quien todo esto ni siquiera haya rozado.
……………………………………………………………………………………………..Yo quisiera volver, pero temo que no me quede tiempo.

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