He conservado a la niña con ternura y persistencia.
La he cuidado con dulzura, fresca flor de mi inocencia.
He resguardado los sueños de la playa tempranera.
Aguas y arenas doradas, para gustar, si quisiera.
Desde aquel lejano tiempo, noté distinto el jirón
de tierra, que se adentraba en océano seductor.
Yo atisbaba desde afuera, vestimentas y alegría
y las noches con sus galas que secretos escondía.
.
Hoy mi regreso es distinto, avenidas y chalés
y rascacielos cubriendo los arenales de miel.
Mis recuerdos son lejanos, o quizás están ya muertos .
Ya la niña se ha dormido. ¡Por favor no la despiertes!
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