miércoles, 15 de diciembre de 2010

¡Oh Señor!



Oh Señor yo respeto las reglas que nos diste

y sé que con la fe tú nos quieres salvar

pero suelo ser débil quizás pues me ofreciste

un camino muy dulce por el que suelo andar.


Y yo digo:”mañana” porque cual niño rico

no me atrevo a las cosas del mundo despreciar.

Amo al mar, a mi casa, mis recuerdos queridos

y los amantes hijos que me quisiste dar.


Es muy triste a mis años desprenderse de aquello

que he atesorado siempre con el más alto afán.

Aunque a Jesús no olvido que consumó en la tierra

el sacrificio sumo para al hombre salvar.


Mas no puedo. Yo espero que sacudas la puerta

de mi insensible alma para saber luchar

contra todo el ficticio encanto de lo bello

que creaste en la tierra y me cuesta dejar


.




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