Oh Señor yo respeto las reglas que nos diste
y sé que con la fe tú nos quieres salvar
pero suelo ser débil quizás pues me ofreciste
un camino muy dulce por el que suelo andar.
Y yo digo:”mañana” porque cual niño rico
no me atrevo a las cosas del mundo despreciar.
Amo al mar, a mi casa, mis recuerdos queridos
y los amantes hijos que me quisiste dar.
Es muy triste a mis años desprenderse de aquello
que he atesorado siempre con el más alto afán.
Aunque a Jesús no olvido que consumó en la tierra
el sacrificio sumo para al hombre salvar.
Mas no puedo. Yo espero que sacudas la puerta
de mi insensible alma para saber luchar
contra todo el ficticio encanto de lo bello
que creaste en la tierra y me cuesta dejar
.
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