martes, 5 de febrero de 2013

Perdón


               
Jesús, ya me  dijeron que has de venir de nuevo
y esta vez vestirás el traje que esperaron
aquella  vez primera, cuando  paso  andariego
te llevaba por  sendas polvorosas,  gastadas.

Vendrás con tu cortejo y sonarán trompetas
y sabrán que eres Hijo, Dios, Rey, Señor sumo,
pero  yo aún te veo despojado y sediento
regalando  paciencia en un cielo  gris humo.

Te veo en el desierto  enfrentando mil pruebas
para volver  invicto a cumplir  ministerio.
Te veo gobernando a los furiosos vientos
y sanando amoroso a tus muchos enfermos.

Te veo en el pesebre, o acaso trabajando,
te escucho allá en el templo  citando profecías
Te veo niño y hombre, cuando llega la tarde
y me siento tan tuya ¡Oh maestro divino!

Y La cruz…¡ no la nombren!  porque sangran mis manos
y mi costado siento herido como el tuyo.
 A incontables personas llegaron tus milagros,
 y con perdón borraste las culpas ,más  profundas


 Yo te di poco mío, ni miserias ni llantos
 y fui Tomás, acaso, dudosa en  la  promesa
 por eso yo te ruego que perdones la causa
 que provocó en mi ser cuotas de indiferencia.

Yo sé que tú  conoces  ya todos mis pecados
 pero una voz muy triste llega de mi conciencia.
Si tú me has perdonado, aún me pesa la carga,
y es que  mi fe dormida necesita  tu aliento.

Y yo extiendo la mano tratando de alcanzarte
entre  las multitudes que me impiden tocarte.
Jesús yo te amo  pobre, igual que soberano,
con túnica gastada o con ropaje áureo.

Lucirás la corona que ayer no te ceñiste
porque  viniste al Mundo a morir por nosotros.
Tú esperas con ternura a tus perdidos hijos,
cual guardas a los buenos que hace tiempo reposan.

Perdona todo el tiempo  que no te he dedicado,
mi alma ha estado muerta, mi corazón dormido
pero me así a una hilacha perdida de tu manto,
ey tu mano extendida me señaló el camino.