lunes, 16 de diciembre de 2013

Sin esperanzas

                                                               
He amado y amo siempre el suelo que me vio nacer. Lo he admirado, orgullosa de que se empeñara de ser culto. Fue distinguido por eso en un pasado. Alguien lo llamó una vez, pequeño trozo de Europa en suelo americano. Quizás porque la etnia sobreviviente era más homogénea. No lo sé. Algo distinto encontraba el viajero en nuestras gentes, fueran ellas humildes o privilegiadas. Nuestro nacimiento como nación, tuvo principios republicanos, heredados de países que sufrieron opresiones y diferencias. Y el colono que llegó, a veces olvidó meter en sus maletas el amor a Dios, la reverencia, el respeto. Sabían de Él, oraban por las noches por sus bendiciones. Llegaban a las iglesias para contraer matrimonio después para el bautismo de los niños y finalmente para una despedida final a aquel que se marchaba.
Fueron pocos los más fervientes, porque Iberia parecía endurecida por no sé cuáles calamidades, quizás fatigados de la inquisición que aún recordaban. Los italianos cansados de guerras u hasta de alianzas algo vergonzosas que empequeñecían ante sus ojos a la Roma papal, traían algo de anárquico en sus ideas  Tal vez porque el trabajo agobiante de los campos le habían hecho olvidar  inclinarse ante el Señor.
 Francia había aportado su racionalismo feroz, sus múltiples escritores que junto a las monarquías habían abolido a Dios, (una forma nueva de endiosarse a sí mismos).
 La pequeña Suiza trajo un puñado de laboriosos cristianos que  encontraron un agraciado rincón donde preservar sus costumbres y sus ideales.
Seguro que llegaron muchos otros perseguidos  por su credo, a este país hospitalario y España tuvo como Italia emigrantes que fueron pequeños focos luminosos.
 Luego arribaron  rusos, alemanes, con recuerdos de los castigos a sus ancestros, pero nada fue suficiente.
Hubo una terrible confusión entre laicidad y ateísmo, y en lugar de preservar a cada creyente de que el Estado lo privara de sus derechos, el Estado pensó que era él quien debía cuidarse de las religiones y creó una valla poderosa para protegerse. Entonces lo que primero fue una libertad de cultos, que aún permanece afortunadamente, laicidad se convirtió, no en permitir que cada quien creyera lo que deseaba o lo que la familia le había transmitido, sin la interferencia de las leyes, para  volverse   un descreimiento de las religiones.
Mientras el evolucionismo y el creacionismo corrían paralelas como teorías optativas todo era aceptable, pero poco a poco el evolucionismo fue considerado el criterio único y verdadero para una sociedad que cuanto más estudiaba y más culta se volvía, más racionalista era.
Hoy nuestro pequeño país  encuentra conocimiento de Dios sólo en colegios privados, cualquiera sea su credo, mientras un dios anónimo y poco conocido aletea entre una nómina de dioses paganos que aparecen en la historia de las mitologías, en los cuentos, o escritos de personas más letradas, en las instituciones públicas
Persiste ese criterio, aun cuando nuestro país se ha vuelto menos educado, menos sabio, por no decir más ignorante, y por ello más irrespetuoso.
Fomentamos una posición científica mientras cientos de personas caen en vicios y situaciones abyectas, que por supuesto ocurren también  en otras partes del mundo. Los habitantes se han vuelto menos trabajadores en espera de dádivas que se ofrecen aún a aquellos que tienen hombros fuertes y habilidades especiales.
Leyes nuevas atentan contra la integridad de las familias, el nacimiento de los niños, favorecen la legitimidad del uso de algunas drogas, y el casamiento de personas del mismo sexo.
Una cruzada de avanzada ridícula en un medio donde las hierbas verdes y prometedoras podrían evitar que los corderos fueran perseguidos por lobos feroces. Retazo fértil con muchos frutos y con escasos recolectores.
Dones de Dios menospreciados en una apatía  nacida no comprendo por qué, o mejor, no quiero comprenderlo, porque no tengo armas para combatirla. Un día creí que éramos ricos, tal vez tuvimos esa oportunidad, pero a medida que mi tiempo pasa, como el de todos, comprendo que equivocamos nuestro camino, y nuestro espíritu empobrecido, ha perdido la luz de la esperanza.
¡Pobre Uruguay atrapado entre ideas que no entiende, comodidades que pretende, esfuerzos perdidos, y ambiciones constantes!
 Conocemos toda la tecnología, pero olvidamos nuestros principios, y cometemos yerro tras yerro. De lejos sentimos voces que nos elogian, que alaban este deprimente presente. ¡Pobrecitos! Cómo se engañan. Son inocentes o están más perdidos que nosotros. No escuchan los lamentos que brotan desde las entrañas mismas del suelo
¡Que Dios ilumine nuestro sendero  mientras haya tiempo, porque la vida es corta y el fin está cerca!


lunes, 18 de noviembre de 2013

A una conocida

Para Ana:
Yo te conozco apenas. Me has atendido gentilmente muchas veces en tu negocio. Confieso que a veces me ha chocado tu tranquilidad, tu falta de apuro, contrastando con el mío. Nací así, apresurada, creyendo llegar muy lejos, pero no, no era la forma. En cambio tus manos han sido hábiles, prolijas, tu mirada cauta, tu hablar sereno. Lo mismo has armado los anteojos más complicados, arreglado una joya, cocinado una torta bellísima de cumpleaños. Alguien me lo contó algún día. Comprendo  que  Dios te dio muchos dones.  Te premió con una voz muy bonita, con un amor al arte que te confieso no sé en qué tiempo has podido desarrollar. Te ha regalado muchos hijos como a aquellas bienaventuradas que aparecen en la Biblia. No te envidio, porque yo cumplí como pude mi destino, amé, tuve hijos, por lo menos aquellos que mi pequeña falda podía guardar. Amé como tú a Dios, a la poesía, a la música, a los muchachos.
Pero quiero confesar que te admiro. Para mí eres una representación de paz,  una esposa con las cualidades que todas deberíamos tener. Seguramente eres feliz en tu plenitud, y con tu enfoque de la vida. Adivino en ti la fe que te asegurará también un camino más allá de éste que transitas.
Creerás que estoy loca porque te confieso todo esto, pero no es así. Es bueno decir lo que uno piensa de otros, si es para que mejore o si es para que continúe en su sendero. No creo que mis palabras te hagan orgullosa porque ambas sabemos que los dones los recibimos de Dios y también la gracia. Así que tómalo simplemente como las palabras de una amiga ocasional que sin embargo te ha valorado en todo lo que demuestras. Y no es nada poco,  ya que no me considero aduladora, quizás mis palabras sirvan apenas para aliviar algún cansancio  de esos que nos causan los empujones de la vida.

Wilma

Irma Pereira


Brevísima y objetiva biografía de quien fuera mi mamá

Irma Pereira (7 de agosto/1916/20 de setiembre 2000
Nativa de la zona de Pan de Azúcar, conocida  como El Sauce, pertenecía a un hogar humilde y fue la mayor de seis hermanos, de los cuales solamente uno era varón.
 Desde los siete años quedó al cuidado de sus abuelos maternos, cuando su papá debió alejarse de la zona para ocupar diferentes trabajos en otras secciones del Departamento de Maldonado. La esposa y demás hijos lo acompañaban.
Su niñez y adolescencia fue bastante solitaria, junto a sus abuelos bastante mayores y un tío. La educación primera la recibió de una joven  familiar muy preparada que ofició de maestra durante varios años, porque  la escuela quedaba bastante alejada de su hogar. A pesar de esa soledad, su vida fue bastante confortable y aunque en un ambiente serio y austero, recibió un especial cuidado. Los viajes al pueblo no eran muy frecuentes, y se complacía cuando podía visitar a sus padres y hermanos donde lógicamente el ambiente era más alegre y bullicioso si bien menos cómodo. Era bastante bonita como para despertar el interés de muchos jóvenes que ocasionalmente se cruzaban en su vida.  Siendo muy jovencita se ennovió con un funcionario policial Juan Ángel Pereira, con quien tenía cierto parentesco, pero debido a su crianza apartada, junto a sus abuelos, casi no conocía. Cuando tenía diecisiete años  se realizó la boda y por primera vez pasó a vivir en la ciudad. Primeramente fue San Carlos donde nació su única hija, a quien llamaron Wilma. Los sucesivos ascensos del esposo los enfrentaban a traslados a veces frecuentes. Las permanencias más largas fueron  en Punta del Este  y en  Pan de Azúcar, donde el esposo sería Comisario durante diez años hasta culminar su carrera policial. La pequeña familia había retornado  así al pago de sus respectivos antepasados, donde permanecerían hasta el final de sus días.
  Los primeros veinte años de matrimonio  ella los dedicó solamente a las tareas del hogar, a atender a esposo e hija. Su salud no muy buena, no le permitían nada más, y quizás por aquellos primeros años tampoco anhelaba otra cosa.  Radicada en la ciudad desde hacía unos quince años, comenzó transpuestos  sus cuarenta años, una labor de servicio a la Comunidad, animada por una fortalecida fe cristiana. Para ese entonces su esposo se había jubilado de su cargo y su hija acababa de casarse.
 Aprendió a dar inyectables y a tomar la presión, conocimientos agregados a su formación como masajista. Dado que el barrio en que residía estaba bastante alejado del hospital local, Salud Pública la autorizó prontamente a aplicar esos conocimientos.
Desde entonces no hubo día ni hora en que no atendiera a cualquier vecino en su domicilio, o acudiera al de ellos. Este trabajo comunitario lo hacía a pie y muchas veces portando su lámpara  de rayos infrarrojos para otras dolencias. La mayoría de las personas a las que atendía eran  ancianos y   niños,  ya que solían ser  los más susceptibles de dolencias. El conocimiento de los habitantes del barrio se hizo perfecto, lentamente comenzó a concurrir a zonas cada vez más alejadas.
  Un día pensó que sería interesante poner una pequeña policlínica en otro barrio, sin descuidar a sus vecinos. Eligió el Barrio Estación. Su determinación era grande y su tesón mayor. Pronto un señor le proporcionó una sala para que cumpliera su propósito. En ese tiempo contó con una motoneta. Prontamente se instaló allí concurriendo todas las tardecitas por varias horas. Una vecina, enfermera universitaria, Dolly Lorenzo le dio su apoyo, y un conocido médico, Andrés Accinelli se comprometió a visitar aquella minúscula policlínica una vez a la semana. Pero ella deseaba dar un testimonio de la religión que profesaba: Adventistas del Séptimo Día, poniéndole el mismo nombre que daban a toda institución benéfica de salud, y obtuvo permiso para actuar bajo el nombre de OFASA.
Varios años trabajó en ese reducido salón hasta que una amiga, valorando su dedicación le  donó un terreno. Se trataba de la  señora Marita Pacheco de Blois.  Eso no bastaba, sin embargo, ya que era necesario el dinero para la construcción del edificio. Fue así que por mediación de un joven amigo, luego médico, Haroldo Pi, consiguió la donación de otro terreno en un lugar que pareció más apropiado. Esta vez del señor José I. Fontes. Con la venta del primero, obtuvo una suma importante pero insuficiente. Con la misma, concurrió a su iglesia en Montevideo y allá, viendo el valor de su esfuerzo, le proporcionaron todo lo que faltaba para construir la obra. La Policlínica estuvo terminada finalmente. La misma fue inaugurada en el año 1982, año en que coincidieron las inauguraciones de varios centros de enseñanza y de la Biblioteca Municipal. Tanto la enfermera como el doctor Pi, que entonces ya era médico  y había sustituído a Accinelli, la acompañaron mucho. El Doctor  fue nombrado   Director responsable de la enfermería.  Trabajaban gratuitamente. Si bien  no compartían   el mismo  ideal religioso, deseaban   servir a la comunidad. Ese funcionamiento continuo, se mantuvo hasta el año 2000, cuando Irma falleció. Durante tantos años, aunque sus primeros colaboradores todavía estaban, acudieron  al dispensario casi todos los médicos que iban surgiendo en la ciudad. También Ofasa   proporcionaba mucha ropa que era  distribuida  allí, a personas de pocos recursos y a niños de las escuelas, también muy necesitados.
Fue  otra de sus preocupaciones  salvar a muchos adolescentes de situaciones sociales o familiares difíciles. A éstos los aconsejaba, y también con sus gestiones les conseguía becas en colegios formadores de conducta y de principios morales que les permitieran  encauzar su futuro.

Aunque el nombre de Cristo aleteaba con frecuencia fuera de la policlínica, ya que allí no se requería otra cosa que llegar para ser atendidos, encontraba que servir al prójimo era la mejor manera de dar un testimonio de fe .Y en esa misma fe y con  una actividad permanente, realizada sólo por su fortaleza cristiana, hasta tres meses antes de su fallecimiento, ya que llevaba casi dos años de padecer una gravísima enfermedad, falleció en la ciudad de San Carlos donde comenzara su vida de esposa y madre. Sin dudas Dios la impulsó en su actividad social y religiosa y con su fe intacta entró en el descanso prometedor.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Siempre Artigas



Hoy es el cumpleaños de Artigas y como siempre desde hace muchas décadas, en esta fecha o en otras que lo aluden, empiezan las divergencias. ¿Es nuestro héroe, acaso el fundador de nuestra República?
Las personas han perdido el sentido de la orientación y de los tiempos.
Cuando aquel descendiente muy cercano de españoles nació, nuestro territorio  era apenas una parte de la colonia española, Él, consustanciado con el medio, con la tierra que lo vio nacer y hacerse hombre, tuvo como otros la clara certeza que ya había llegado el tiempo de que América rompiera las cadenas que la unían a Europa. Inspirado por otras concepciones de gobierno soñó una patria más grande y con todas las garantías de libertad e independencia. Fue la mano firme y la voluntad precisa del sueño de los orientales, y de otros pueblos vecinos. Fue el anhelo materializado en su persona y mejorado con sus ideas de avanzada.
Sabemos que no tuvo la idea de hacer un país pequeño, no quiso desligarlo de terruños iguales y linderos. ¿Importa acaso que haya soñado más? Siempre entendió que las provincias que él unió en su plan espléndido tendrían la capital en la Banda Oriental.
Nunca en Buenos Aires, lugar que mostraba un orgullo desmedido y otras aspiraciones. De las tierras de habla portuguesa se sintió separado por lógica. Seguirían siendo hijos de España, con el mismo respeto que se depara a los progenitores  pero con aquella independencia que marca la mayoría de edad.
Eso lo tuvo muy claro y dejó fehacientes testimonios de ello. Sin embargo su pensamiento avanzado,  no tuvo la misma respuesta que en  las armas. Tuvo brillantes y honorables triunfos pero tuvo derrotas y traiciones. ¿Fue orgulloso? Tal vez…
Pero luego de su exilio voluntario y largo, en el cual pasó tiempos de confinamiento y tiempos de libertad, no traicionó jamás el sueño americanista.
Hijos del país que soñaba quedaron por el camino y sus continuadores apenas tuvieron valor y competencia para salvar a una mínima parte de su protectorado.
Por supuesto  aquel era  el  suelo más querido para Artigas, aquel donde había  nacido, luchado, amado. Sus otrora tenientes lograron  preservarlo como pudieron,
 y, según sus criterios, bastante más pobres o por decirlo sin herir, cada uno a su manera. Tuvieron ideales diferentes y se convirtieron en rivales. ¿Y a ese terruño que quizás ya llevaba divisas querría volver el libertador?
  Hasta el Paraguay definitivo le habían llegado noticias en parte gratas; se lo nombraba, se le requería, no le habían olvidado. Pero a qué debería enfrentarse cuando ya no era el indiscutido jefe de los orientales. Ahora había otros retos, otras ambiciones, las alianzas no eran las que él hubiera practicado, los federales venían desde Buenos Aires envueltos en una niebla oscura y los unitarios solamente encontraron eco  en  un territorio mínimo como el de su Banda Oriental. Así que su regreso no era lo propicio ni lo aconsejable ni para  el pueblo ni para el hombre. Su sueño se había roto definitivamente. Digamos que el fragmento más grande era una tierra con forma de corazón.
Eso nunca le quitará méritos ante los ojos de la posteridad, ya que sin él nada habría subsistido. El Uruguay, así aislado, no es lo que había imaginado. Él fue un padre con más hijos a quien sólo le quedó uno, el primogénito.  No es fácil sobreponerse a tantas pérdidas.
Pero eso no significa que haya dejado de ser padre. Más lógico sería que todas las otras provincias que integraron la liga federal, (algo de eso se está conversando hoy), lo reconozcan como héroe propio, quizás no de la nación que integran, sino  de cada una de las  provincias en particular,  de cada una de  aquellas donde flameó la bandera del prócer.
Y por fin no desconozcamos el momento histórico que vivió, para minimizarle homenajes ni retacearle cariños. No todos los países tuvieron hombres tan iluminados. Dejemos la mezquindad para pueblos más desfavorecidos. Nosotros debemos ser dignos de su coraje y de su ideario, nada más.

Será siempre el padre de nuestro terruño si bien la concepción de organización o planificación del país no le haya correspondido. 

lunes, 5 de agosto de 2013

Tras la ventana



Hoy los grises se acentúan entre cielo y mar ceniza
Brazos desnudos que  imploran las tristes ramas agudas.
El pampero está en reposo y la brisa se ha dormido.
Es un cuadro mi ventana que enmarca una tela muda

El salitre se ha infiltrado en muchos muros sombríos
Y las ventanas señalan muchas celdas que son nidos
Dentro calor y ternura,  o acaso tragedia oscura
La ciudad y sus misterios en esta tarde perdida

Faltan las rutas abiertas, falta mi cerro custodio
Aquí familia y abrigo, allá mi fuego sin lumbre
Es que espera mi regreso para compartir mi noche

El invierno me divide entre  amores y mi cumbre

Verde Manto



Era tan bello aquel verde
de su manto de lanilla,
que daba gusto hasta verla
tan coqueta y con tal brillo

Era la niña, esperanza
en el ocaso amarillo
y sus manos trabajaron
haciendo dulces muy  finos

Nunca un tal verde  en la tarde.
Jamás otro chal se viera,
ni mejillas tan rosadas
ni alondras en las esperas.

La niña soñaba amores
El novio la vio muy bella,
gustó los suaves sabores
y le sonrió a las estrellas

Y la niña enamorada
coqueteando con las flores
robó el aroma a los nardos
y se pintó de amapola.

Era la niña un alarde
de arrebol y nube rosa
 su novio se volvió brasa
¡Fortuna que no hubo soplo!

martes, 16 de julio de 2013

Carbonilla



Es carbonilla este cuadro que finge ser mi ventana
Sólo concreto se alza y vuelan oscuras aves.

El horizonte perdido entre inmensidades plomo
No sé si el mar trepa al cielo o éste se derrama solo.

Si hubo ocres no se advierten, los verdes esperan soles
Y algún viola ceniciento ni destaca en este entorno.

Paisaje envuelto en la bruma en este julio que avanza

Avanza cual si quisiera cubrir sutil esperanza  

miércoles, 15 de mayo de 2013

El hijo de los ceibos




El invasor quizás tuvo tus ojos,
tu madre blanca, oscuros los traía.
Del puma adquiriste nervio y garra
por tu otra raza indómita y bravía

Si no fueras el  sueño de un poeta,
Imposible, sensible, misterioso
héroe  pudiste ser de otra novela.
Fuerza y valor, ternura candorosa.

¡Pero no pudo ser! Héroe, ni amante.
Ni Blanca tu mujer, sólo se rozan.
Dos castas tan distintas y lejanas
 se acercan y se miran, no se tocan.

Más yo te amé, lloré con tus pesares
y sufrí por lo injusto de tu suerte
Indio de ojos azules, sé que amabas…
¡Un odio  o un temor  causó tu muerte!

El poeta no osó cambiar la Historia
fantaseó simplemente en la poesía
¡Qué más querría que volverte gloria!
¡Así mestizo  y cristiano te quería!

La pena del esbozo de una madre
te trasmitió, pues tanto lo sufría,
con el amor profundo por la patria,
y  el respeto por la raza ya caída

¡Ahí está la gesta del guerrero!
¡Allí están los llantos de la hispana!
La difícil unión que  no tuvieron.
Tiempo no fue, de una fusión temprana

miércoles, 17 de abril de 2013


                                             Enseñanza
No he pensado un país de literatos. ¿Por qué deberíamos serlo? Pero quisiera saber en qué momento y por qué causa, docentes, políticos, periodistas, descuidaron su alfabetización- No basta hacer  Primaria, ni  Secundaria, ni una carrera universitaria para convertirnos en país alfabetizado. No pretendo ya un lenguaje culto, selectivo ni una lectura expresiva y amena. Apenas me conformaría  con  que todos aquellos que garbosamente entran a Internet , supieran que Ay, ahí, hay, no son la misma palabra. Que los verbos haber y hacer comienzan con h y el primero lleva b y el segundo llevará c también al ser conjugado. Quisiera que el modismo de abreviar, no sustituyera a la amigable q. con una k extranjera y que figura tan pocas veces en nuestro diccionario-Quizás sería mucho pedir que los infinitos errores que ninguno creerá que son de tipeo sino de abierta ignorancia y falta de atención, no nos humillase tanto ante lectores experimentados .¿Cómo es que esos garrafales errores trepan sin rubor y con mucha inconciencia a las enciclopedias que figuran en la Red y de la que los niños y jóvenes tanto se sirven?
Hubo una vez, como en los cuentos, pero una vez en la que yo viví, en la cual los niños que deletreaban, debían superar ese inconveniente antes del tercer grado, y que los trabajos escolares aparecían coloreados con infinitas correcciones por los maestros, quienes tenían una cuidada caligrafía y por supuesto jamás una falta.
En esos tiempos no era raro que muchos alumnos lucieran sin aparatosidad dictados sin ningún error. Los varones, en general, pero con honrosas distinciones, solían, apurados por la proximidad del recreo o de la salida, escribir con cierto descuido. Sin embargo, pasados  pocos años, se convencían que si no ponían algo más de atención en sus trabajos, no pasarían de clase.
Los menos llegaban a la enseñanza media todavía con faltas, las cuales por no ser tan graves solían ser perdonadas luego de la advertencia correspondiente.
Pero hoy,¡ por favor!, no culpemos a las pequeñas computadoras de esa falta de respeto por nuestra lengua. Pensamos, que tal vez podría habérselas proporcionado, para que se utilizara  como una clase más, como  Historia o Matemáticas, dado el uso  que tendrían que darles en el futuro
Sin embargo, flaco favor les ha hecho a niños que casi no saben leer ni escribir con trazo manuscrito unos pocos renglones.
No son tontos los niños y los adolescentes. Es tan fácil entregar los trabajos en fotocopia,  logradas por ellos mismos o solicitadas en las bibliotecas.  La mayoría ni siquiera las ha leído antes de entregarla a su maestro, seguros que el llevarlas es ya trabajo suficiente.
Hay excelentes maestros y profesores, pero el dislate es tan desmedido, y las instituciones hacen hincapié en que los alumnos no repitan el  curso, que los mismos  se encuentran atados de manos para solucionar este acuciante problema. Claro que ya no vivimos en aquellos tiempos en que las madres generalmente no debían trabajar, alcanzaba con un solo sueldo, o los trabajos insumían menos horas, quedando algunos ratos para revisar los deberes domiciliarios de sus hijos. En otros casos algún familiar contribuía  en esa ayuda.
No soy técnica en educación ni vislumbro la solución. Pretendo que otros conciban un nuevo plan de estudio, ya que tampoco sería posible retroceder hasta tiempos sin tecnología
Sé que han pasado los años florecientes  de nuestro país. Que hace rato no somos aquella “Tacita de plata”  con que algún poeta gentil nos designó. De la Suiza de América  apenas queda el recuerdo del nombre. De nuestros diplomáticos que en el exterior dejaban huellas profundas poco se habla, de los oradores parlamentarios que hacían gala de su don de exposición y de su gran cultura ya que eran poetas insignes, alguno ha leído.  Pero ha habido un retroceso hacia formas de hablar poco cuidadas,  nada refinadas, y se pronuncian muchos vocablos en forma perimida y rectificada hace más de setenta años por la Real Academia Española. Sabemos del Yeísmo que arraigó fuerte en el Río de la Plata pero que ya era usado en varias regiones de la Madre Patria, aceptamos algunos modismos que son también regionales o exclusivos. El seseo también nos distingue de otros países de lengua hispana, pero no mengua la cultura que podríamos tener. No obstante, deberíamos sentirnos responsables de este deterioro del idioma. La enseñanza debe ser analizada a fondo en nuestro país. No podremos jamás resignarnos  a estar entre los países menos alfabetizados de América.  Y mientras gastan una y otra vez la frase de nuestro Prócer que nos exhorta a ser ilustrados y valientes, por lo menos que haya algún valiente que asuma esta desoladora realidad y la corrija.

lunes, 15 de abril de 2013

Custodio




Allá en mi infancia tambaleante y débil
tú estabas junto a mí cuando vi el día.
Hoy yo lo sé,  cuidabas de mi vida,
 estaba de tus brazos en el cerco


no te fuiste de allí, ya lo comprendo.
Alisabas  los tramos del camino
y te valoro ahora, ya tan cerca
de terminar mi tramo de destino.

Eras la guía que impulsó a mis padres
a formarme de acuerdo  a sanas normas
tú la  conciencia  acusadora o cauta
dulce y firme guardián,  ángel custodio.

Gracias Señor por todos tus cuidados,
gracias mi Dios por esta vida buena
Perdona rebeliones a tu causa
Si mucho te ofendí, calma mi pena.

Perdóname Jesús por mis pecados
Ayúdame Señor en mis tormentas
Yo limpia quiero ser para gustarte
y firme y leal, Señor, para  valerte.

domingo, 7 de abril de 2013

Allá por los ochenta


Encontré  una carpeta de los años ochenta. Contiene   poemas escritos quizás por esos años, y otros, seguramente   anteriores a esa década.  Poemas de escritores ya consagrados, reconocidos, sapientes, y poemas de quinceañeras inspiradas tal vez por esa edad de sueños y quimeras. Poemas pues de poetas, o de apenas soñadores. Poemas que buscaban la luz de una voz que las difundiera, que recogiera las emociones que quisieron darle los creadores o que les prestara la emoción que a veces está derramada en el alma, en el papel, pero la timidez o la oportunidad, impide transmitir.
Una carpeta de casi treinta años atrás, que dormía cuidadosa y plácidamente. Pero el contenido estaba intacto. Muchos de los poemas están escritos de pluma y letra del autor, otros mecanografiados.
En tantos años la literatura de la zona se ha enriquecido con valores nuevos y se ha empobrecido con aquellas plumas que no escribirán más.
 ¡Tantos se fueron!  Pérdidas irreparables que en su mayoría dejaron poco testimonio en libros o publicaciones. Los jóvenes de ayer quizás hoy se han convertido en escritores conocidos, Pero también puede ser  que la vida o los requerimientos de la misma les haya  obligado a  abandonar aquella temprana inspiración
Puede que hoy sientan algo de pudor de que las  páginas escritas, esos borradores, desnuden sentimientos olvidados, o fantasías juveniles.
Pero la carpeta permaneció, subsiste, es un archivo pequeño pero valioso. No habría sido justo que la voz del lector se hubiera ido en el viento, sin grabaciones, sin perpetuidad, voz al fin suspendida como un eco,  entre los cerros o los valles aledaños, o mucho más allá hasta donde las ondas de la radio alcanzaran
Fue un espacio radial que algunos esperaban con ansiedad, la carpeta lo demuestra, y que otros descuidaban. Nació de la voluntad de un muchacho y la anuencia del propietario de  la emisora, sin auspiciantes, ni promotores.
 Muchos dirán que sin motivo… pero aquellos que vuelcan en poemas trocitos de  alma,  vivencias o fantasía, sienten a veces la necesidad de darlos a conocer. No nos engañemos pensando que han sido  escritos solamente para que el autor los guarde en su intimidad.
La emoción de un poeta estará en el papel, en el lector, en la voz que se preste a difundirlos. Hay poemas que musicalizados entran a todos los hogares, con guitarras u otros instrumentos incluidos, pero hay otros que sólo necesitan una  voz  que los lea o recite para que escapen del papel mudo y desconocido, apenas para hacer  soñar, sufrir  o conmover.
Y porque es justo que se sepa, ese programa semanal  se difundió  según las fechas que acompañan a los poemas desde 1983 a 1985 inclusive.
Se llamó" Literatura en la Zona" y se emitió por RBC :  Esta amarilla carpeta es el testimonio de que  al receptor llegaban  múltiples  poemas de autores de todo el Departamento y a veces desde más lejos.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Falsa identidad


                                   
                                                                       Un heterónimo para compartir mis divagaciones.

Si  deseara fingir que soy otra, elegiría firmar Abril Romero, seudónimo bajo el cual escondería el  perfil de escritora, mi otro yo, la educacionista Alma Estévez Vazzi. Entonces también tendría que crearle una identidad más allá de un nombre. Ésta sería una  de las posibles biografías:                 

Alma nace en Colonia del Sacramento en 1944. Hija un juez de paz de origen español y  una pianista descendiente de  valdenses, crece en un ámbito de gran apertura filosófico – religiosa.
Con sus hermanos Martín y Franco concurren tempranamente a la escuela Nº 90, con la dirección amable y conductora de la maestra Ada López.
Posiblemente  por el ejemplo de la maestra,  la que sin hijos ha volcado todo su saber y su amor en  los educandos, Alma decide dedicarse a la docencia.
Se gradúa, con altas calificaciones  en el Instituto Magisterial de Colonia, que se  había creado  justamente en  el año en el cual ella nacía. Allí su querida maestra daba clases de Didáctica, Psicopedagogía y Caligrafía. Era el año 1962
A pesar de su  fuerte vocación  y del  apego a la hermosa ciudad natal, no  es allí donde se iniciará como docente, ya que unos meses después contrae matrimonio con el alférez aviador Luis  Marquina y se radican  en  el Departamento de Durazno,   específicamente en Santa Bernardina  donde él es destinado. Allí ella  comienza a ejercer la docencia.
 En 1965 su esposo es  trasladado, ahora a Montevideo. Es ya  reconocido dentro de su brigada como excepcional piloto de pruebas e incluso de arriesgadas acrobacias aéreas. Debido a ello, es enviado con frecuencia a Europa a probar los prototipos más recientes, aunque la economía del país no pudiera incorporarlos a sus fuerzas aéreas en un futuro inmediato.
 También es invitado a participar en múltiples competiciones, con la anuencia y hasta el impulso de sus superiores quienes  sienten como suyos sus  triunfos.
Alma puede acompañarlo muchas veces, y su gusto por la Literatura y la Historia se va acrecentando con los nuevos escenarios que conoce. También ella se ufana de las proezas de su marido pero  el temor por los riegos que corre, la persigue;  escribe algunos poemas entre esperanzados y doloridos, que nunca publicará
Su permanencia en Montevideo  será definitiva, nacen  allí sus dos hijos mellizos Juan Luis y Leonor.  La plenitud ha llegado. Nuevos poemas, de gratitud y alabanza  esta vez, llenan algún borrador que descuida.
 Luis  ve en ascenso su trayectoria entre aviones nuevos y  otros casi obsoletos., viajes, trofeos, felicitaciones, y una familia que lo hace muy feliz
Así transcurren  otros cuatro años, el esposo  ya es capitán y con una medalla de distinción al mérito
Pero la fortuna puede dar la espalda en el momento más inesperado y mientras piloteaba un bimotor  t-33 A. cerca de la costa, se desencadena una furiosa tormenta de verano;  el avión, alcanzado por un rayo,  se precipita  envuelto en llamas en las aguas del Río de la Plata. 
Para Alma se termina así trágicamente la historia de amor y la paz. En un instante se  encuentra convertida en  una viuda con dos hijos pequeños. Los honores que  le brindan a su esposo no suavizan para nada su pesar
Accede poco después a una pensión militar algo  mayor que las acostumbradas.
 Pero el dolor la sumerge en una terrible depresión.  El afecto y reflexiones que le brindan sus padres y hermanos le impiden derrumbarse  definitivamente
No acepta la sugerencia  de instalarse nuevamente en su querida Colonia. Queda allí, trabajando para  no pensar, y formando a sus hijos que hoy son personas de bien, muy  destacados en sus actividades respectivas. Su hija es concertista como la abuela y el varón después de haber seguido los pasos de su padre, ocupa hoy un puesto en la NASA.

 En 1990,Alma decide retirarse . Nunca quiso la dirección de una escuela porque solamente la alegraba el constante trato con los niños.
A pesar  de que tuvo fuerzas para continuar  luchando, el golpe fue tan grave, que nunca volvió a casarse. En cambio  vuelca todos sus sentimientos en sus escritos  mientras revive  en  esporádicos  viajes, sus momentos de entera dicha
Muy admiradora de Rodó, especialmente  de Ariel, trata de dejar mensajes para la juventud, juicios sobre lo que ella considera errores  o desenfrenos  que aquejan  a la humanidad, según ella muy enferma, causas que quisiera evitar, aunque sabe que su voz es muy pequeña entre las multitudes. Ha publicado numerosos artículos en revistas y periódicos nacionales e internacionales y algunos libros.
Tiene una vasta producción inédita y mucho tiempo sin duda para escribir y publicar  más.
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 Cuántas identidades falsas  como ésta sería posible crear, situándolos en tiempos y lugares reales o posibles, salpicadas de realidades espirituales solamente,  pero  mi alma
está  fatigada y no sé si deseo transmitirle otros sentires ni regalarle futuros inciertos como el mío
  

martes, 5 de marzo de 2013

Ser un todo


                     Ser un todo


Yo quiero me recuerden mariposa o abeja,
al estar  por el mundo en mi breve pasaje.
Al menos ser un todo aunque muy bajo vuele
y no haya comprendido lo breve que es el viaje.

Son sutiles las hojas, pero integran un algo,
y no quiero el destino que les espera a ellas.
No me gusta ser sólo una parte que cae,
aunque tampoco aspiro a convertirme en huella

Apenas  un  ser vivo, de cualquier reino sea,
un insecto, una planta, de muy corto mañana
pero nunca imagino que soy pluma ligera,
hoja amarilla, ala, polen, pétalo o llama

 ¿dónde todo el recuerdo de algunas cosas bellas?
quizás los seres vivos tengan metas o amores
el ser libres los hace huéspedes de la tierra,
no importa si la habitan tan sólo pocas horas

Digan esto de mí el día  que me aleje:
“Fue libélula apenas y no dejó más rastro,
quizás el que la vio ni reparó en su estrella
Se fue al día, seguro que llevaba sus alas.


lunes, 4 de marzo de 2013

Gratitud


Ya lo dijo Amado Nervo,”Ya cerca del ocaso yo te bendigo Vida…”Mi agradecimiento quiero volcarlo hacia Dios a quien considero hacedor de todo. Ignoro por qué, fui tan privilegiada, por qué mi sendero fue tan largo y florido. Por qué mi pie me libró de tropiezos grandes o dolorosos.
Dios no me dio belleza, galanura, encantos, sin embargo lo compensó con que ello no me preocupara.
No me dio riquezas, pero lo compensó con padres preocupados y cariñosos., tíos, abuelos, bisabuelos
No me dio gran inteligencia pero sí la suficiente para enfrentar la Vida, para sentirme cómoda en mis primeros estudios. Los secundarios y terciarios dejaron menos rastro, pero me hicieron menos ignorante.
Tuve mis encantados días de Reyes. Tuve la compañía de adultos que compartieron mis juegos y jamás fueran un peligro para mi seguridad.
No tuve hermanos, eso quizás me hizo más egoísta, pero no me importó demasiado.
Tuve siempre el pan en mi mesa, mis pies calzados y mi ropa limpia.
Mis cumpleaños fueron muy sencillos, pero esa era la usanza de aquellos años.
Siempre dos o tres amigas compartieron conmigo el chocolate y la torta.
Pero no me fue negado el blanco y largo traje de quince años, con una fiesta decorosa apenas, pero importante para mí. Allí tuve recién el anhelado reloj de pulsera . No era de oro, pero lo lucí con tanto orgullo como, si fuera de Cartier. No tenía grandes ambiciones. Veía  a diario el esfuerzo de mi padre para hacernos felices.
Desde muy pequeña tuve la bicicleta que soñaba y jamás me detuve en mirar que no era nueva aunque intentaba parecerlo. Ella fue mi compañera más agradable.
Tuve una madre joven y hermosa que a veces parecía tan niña como yo.
Yo observaba desde afuera la riqueza de los otros y jamás la envidié, hasta me sentí feliz de
 caminar por su misma calle y disfrutar del mismo aire marino y saludable.
Tuve el don de no sentirme disminuída  ante ninguna persona de relieve. No era tímida.
Supe que las personas realmente educadas  desde la cuna,  raramente hacen ostentación de esto, y puedes hablar con ellas con libertad, siempre que por cualquier motivo se crucen en nuestro camino.
Las lágrimas y humillaciones solamente las provocan personas ignorantes, desconformes consigo mismas. Sus tribulaciones las transforman en ironías. A veces nos apenan demasiado, pero lo único que merecen es lástima.
Tuve una niñez y una adolescencia con límites. En estos días pueden parecer cadenas, pero en realidad a mí no me pesaron, las encontraba normales y adecuadas. El tiempo que me tocó vivir fue espléndido. La clase media sencilla a la que yo pertenecía, desconocía drogas, vicios, libertades desmedidas, exigencias de lujos. La tecnología no había hecho eclosión en  la forma exagerada de hoy. No existían computadoras, calculadoras. La televisión de la que a veces se hablaba, parecía una fantasía que nunca habría de llegar. Escribíamos con lapiceras de tinta o con lápices. Yo me sentí privilegiada cuando pasados mis diez años me senté alguna vez ante la primera máquina de escribir, en el escritorio del trabajo de mi padre. Muy lejos estaría el día en que habría una en nuestra casa. Cuando era muy pequeña viví en una casa que tenía teléfono colgado a la pared. Más tarde  pude hablar algunas veces en la centralilla que funcionaba en la Comisaría que estaba a cargo de mi papá. Bastantes años después de casada tuvimos el primer teléfono en nuestra casa. Y este era un  pequeño lujo que no tenían todas las casas  del barrio. El hecho de carecer de muchas de esas comodidades que hoy todos poseen nos obligaba a trabajar más., a escribir con más esfuerzo, a cuidar nuestra caligrafía a disfrutar de audiciones radiales, de ratos de serenidad, silencio, naturaleza, y compañía de nuestros familiares. La comunicación en la familia era por supuesto mucho mayor. 
   Estoy agradecida por todo esto. Fueron años magníficos e irrepetibles.
¡Gracias por la vida que Dios me brindó!. Tuve dolores grandes,  pérdidas irreparables, pero he podido superarlas  razonando que tuve muchas menos y más tardíamente que la mayoría de las personas que he conocido.  Dios me ha dado la fuerza y la entereza para afrontarlas y la memoria para retener los sucesos gratos que mis seres queridos me permitieron vivir.

martes, 5 de febrero de 2013

Perdón


               
Jesús, ya me  dijeron que has de venir de nuevo
y esta vez vestirás el traje que esperaron
aquella  vez primera, cuando  paso  andariego
te llevaba por  sendas polvorosas,  gastadas.

Vendrás con tu cortejo y sonarán trompetas
y sabrán que eres Hijo, Dios, Rey, Señor sumo,
pero  yo aún te veo despojado y sediento
regalando  paciencia en un cielo  gris humo.

Te veo en el desierto  enfrentando mil pruebas
para volver  invicto a cumplir  ministerio.
Te veo gobernando a los furiosos vientos
y sanando amoroso a tus muchos enfermos.

Te veo en el pesebre, o acaso trabajando,
te escucho allá en el templo  citando profecías
Te veo niño y hombre, cuando llega la tarde
y me siento tan tuya ¡Oh maestro divino!

Y La cruz…¡ no la nombren!  porque sangran mis manos
y mi costado siento herido como el tuyo.
 A incontables personas llegaron tus milagros,
 y con perdón borraste las culpas ,más  profundas


 Yo te di poco mío, ni miserias ni llantos
 y fui Tomás, acaso, dudosa en  la  promesa
 por eso yo te ruego que perdones la causa
 que provocó en mi ser cuotas de indiferencia.

Yo sé que tú  conoces  ya todos mis pecados
 pero una voz muy triste llega de mi conciencia.
Si tú me has perdonado, aún me pesa la carga,
y es que  mi fe dormida necesita  tu aliento.

Y yo extiendo la mano tratando de alcanzarte
entre  las multitudes que me impiden tocarte.
Jesús yo te amo  pobre, igual que soberano,
con túnica gastada o con ropaje áureo.

Lucirás la corona que ayer no te ceñiste
porque  viniste al Mundo a morir por nosotros.
Tú esperas con ternura a tus perdidos hijos,
cual guardas a los buenos que hace tiempo reposan.

Perdona todo el tiempo  que no te he dedicado,
mi alma ha estado muerta, mi corazón dormido
pero me así a una hilacha perdida de tu manto,
ey tu mano extendida me señaló el camino.