domingo, 7 de abril de 2013

Allá por los ochenta


Encontré  una carpeta de los años ochenta. Contiene   poemas escritos quizás por esos años, y otros, seguramente   anteriores a esa década.  Poemas de escritores ya consagrados, reconocidos, sapientes, y poemas de quinceañeras inspiradas tal vez por esa edad de sueños y quimeras. Poemas pues de poetas, o de apenas soñadores. Poemas que buscaban la luz de una voz que las difundiera, que recogiera las emociones que quisieron darle los creadores o que les prestara la emoción que a veces está derramada en el alma, en el papel, pero la timidez o la oportunidad, impide transmitir.
Una carpeta de casi treinta años atrás, que dormía cuidadosa y plácidamente. Pero el contenido estaba intacto. Muchos de los poemas están escritos de pluma y letra del autor, otros mecanografiados.
En tantos años la literatura de la zona se ha enriquecido con valores nuevos y se ha empobrecido con aquellas plumas que no escribirán más.
 ¡Tantos se fueron!  Pérdidas irreparables que en su mayoría dejaron poco testimonio en libros o publicaciones. Los jóvenes de ayer quizás hoy se han convertido en escritores conocidos, Pero también puede ser  que la vida o los requerimientos de la misma les haya  obligado a  abandonar aquella temprana inspiración
Puede que hoy sientan algo de pudor de que las  páginas escritas, esos borradores, desnuden sentimientos olvidados, o fantasías juveniles.
Pero la carpeta permaneció, subsiste, es un archivo pequeño pero valioso. No habría sido justo que la voz del lector se hubiera ido en el viento, sin grabaciones, sin perpetuidad, voz al fin suspendida como un eco,  entre los cerros o los valles aledaños, o mucho más allá hasta donde las ondas de la radio alcanzaran
Fue un espacio radial que algunos esperaban con ansiedad, la carpeta lo demuestra, y que otros descuidaban. Nació de la voluntad de un muchacho y la anuencia del propietario de  la emisora, sin auspiciantes, ni promotores.
 Muchos dirán que sin motivo… pero aquellos que vuelcan en poemas trocitos de  alma,  vivencias o fantasía, sienten a veces la necesidad de darlos a conocer. No nos engañemos pensando que han sido  escritos solamente para que el autor los guarde en su intimidad.
La emoción de un poeta estará en el papel, en el lector, en la voz que se preste a difundirlos. Hay poemas que musicalizados entran a todos los hogares, con guitarras u otros instrumentos incluidos, pero hay otros que sólo necesitan una  voz  que los lea o recite para que escapen del papel mudo y desconocido, apenas para hacer  soñar, sufrir  o conmover.
Y porque es justo que se sepa, ese programa semanal  se difundió  según las fechas que acompañan a los poemas desde 1983 a 1985 inclusive.
Se llamó" Literatura en la Zona" y se emitió por RBC :  Esta amarilla carpeta es el testimonio de que  al receptor llegaban  múltiples  poemas de autores de todo el Departamento y a veces desde más lejos.

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