jueves, 14 de octubre de 2010

los ruidos del mundo

                                          



Hablamos de los ruidos del mundo, y enseguida nos sentimos obligados a excluir todo lo que es agradable a nuestro oído. No sé si con certeza, pero, todo lo dulce, amable, musical, entra en otra categoría. El trino de las aves, una melodía, no están en nuestra concepción de ruido, a esos los llamamos sonidos, están atenuados y tienen armonía
El ruido está en el monótono trabajo de las fábricas, en el sonar de los motores, en el arrastrar un objeto, en la caída de muchos cuerpos, en el tronar de las tormentas y el quebrar de árboles, o múltiples objetos cuando los feroces huracanes. Está en la tala de los montes, en las airadas palabras que se convierten en gritos, en  los ayes angustiosos de dolor, en guerreros iracundos, en el zumbido de despegue de los aviones.  Está en los campos de batalla y en el martillo sobre  la fragua. Algunas veces en el furioso embate de las olas contra las rocas.
Está en el rugido de las fieras y la desagradable emisión, que canto no será, de las aves de rapiña. Está en el pesado caer de las reses antes de convertirse en carne para calmar el hambre  de mil pueblos. Se oirá cuando se arrastran  cueros o se manejan tijeras  al  esquilar a los ovinos. Toda maquinaria que no sea sumamente sutil, producirá ruidos más o menos ofensivos a nuestros oídos. Ruidos causará una aplanadora, igual que autos y motos de competición o escape libre.
Ruidos… ruidos… ¡Son tantos!  A veces se tornan tan uniformes y continuos  que dejan  de  ser percibidos por nosotros, pero están. Salimos de la ciudad y al adentrarnos en la quietud campesina, recién notamos la ausencia de ellos. Tenemos que adaptar nuestros oídos  a  sonidos nuevos provocados por el arroyuelo que corre, el trino de pájaros que antes no habíamos oído, el suave moverse de las frondas.  Esa paz inimaginada antes,   puede incluso parecernos desoladora.
 Los ruidos del Mundo están junto a nosotros, a veces muy agresivos, según sea nuestra actividad, pero casi podría afirmar que el Mundo es un inmenso ruido.
Y aunque en puntillas y mudos marchemos por él, mientras exista cualquier tipo de vida, mientras la Tierra exista, y más, el Universo todo, los ruidos marcharán con él. 

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