lunes, 7 de septiembre de 2015

De mi libro "Tiempo de recuerdos",publicado en 1987

 (Fragmento del Capítulo: Huellas de misterio)

El Sauce, arroyo plácido corre entre sauces y sarandíes y a su vera vetustas paredes de piedra se alzan silenciosas.
Los Silveira y los Plada han levantado los muros de sus respectivas viviendas junto a las riberas. Son vecinos en el “pago” tierras quebradas encerrando misterios y mitos. De mi primer libro :”Tiempo de Recuerdos” publicado en 1987

¿En que lugar del tiempo se confunden Historia y Leyenda? Sólo sabemos que de ese período llegan narraciones fantásticas. Visiones inesperadas de cirios encendidos, huertos arrasados, ramas retorcidas…
Acaso fantasmas charrúas flotando posesivos sobre las colinas, o  aquelarres en el claro del bosque en medianoche alucinante. Magia negra escapando de la apurada maleta de un viajero fugaz y tenebroso? El medioevo trasplantado de Iberia a América en aquellas mentes sencillas y resignadas. ¿Demonios? ¿Quién los trajo? ¿Cuándo se fueron? ¿O surgieron tal vez en tardes aburridas y noches interminables de mentes supersticiosas?

En ese clima  difícil y huraño que vuelve hostiles las tierras feraces ambas familia crecen, se hacen ricas en trabajos e hijos. La mera vecindad se convierte en familia cuando Jacinto Silveira elige a Gertrudis Plada como esposa. Atractiva, ésta lo deslumbra con  sus trenzas rubias y sus ojos claros. Después de un tiempo logran progresar arrendando campos en la solitaria falda del Betete, para entonces ya tienen dos hijas,  Ubaldina y Jacinta. La esposa es fuerte y firme, ningún trabajo la arredra Y así un día regresan y se acercan a solares paternos, han progresado. Compran tierras con un cerro pequeño matizado de frondas: y allí casi en el otero, alzan paredes sólidas que encierran salas amplias y acogedoras .Jacinto se dedica ahora al ganado, ovinos, lo que les permite una vida cómoda y desahogada. Las hijas son jóvenes ahora. Sienten la falta de un hijo varón que no llegó. Un niño espera cerca, en un hogar generoso de hijos sin padre. Andrés Márquez es su nombre. Los esposos no vacilan en adoptar a aquel niño que  esperen llenará el vacío…

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