(Fragmento del
Capítulo: Huellas de misterio)
El Sauce, arroyo plácido corre entre sauces y sarandíes y
a su vera vetustas paredes de piedra se alzan silenciosas.
Los Silveira y los Plada han levantado los muros de sus
respectivas viviendas junto a las riberas. Son vecinos en el “pago” tierras
quebradas encerrando misterios y mitos. De mi primer libro :”Tiempo de
Recuerdos” publicado en 1987
¿En que lugar del tiempo se confunden Historia y Leyenda?
Sólo sabemos que de ese período llegan narraciones fantásticas. Visiones
inesperadas de cirios encendidos, huertos arrasados, ramas retorcidas…
Acaso fantasmas charrúas flotando posesivos sobre las
colinas, o aquelarres en el claro del
bosque en medianoche alucinante. Magia negra escapando de la apurada maleta de
un viajero fugaz y tenebroso? El medioevo trasplantado de Iberia a América en
aquellas mentes sencillas y resignadas. ¿Demonios? ¿Quién los trajo? ¿Cuándo se
fueron? ¿O surgieron tal vez en tardes aburridas y noches interminables de
mentes supersticiosas?
En ese clima difícil
y huraño que vuelve hostiles las tierras feraces ambas familia crecen, se hacen
ricas en trabajos e hijos. La mera vecindad se convierte en familia cuando Jacinto
Silveira elige a Gertrudis Plada como esposa. Atractiva, ésta lo deslumbra con sus trenzas rubias y sus ojos claros. Después
de un tiempo logran progresar arrendando campos en la solitaria falda del
Betete, para entonces ya tienen dos hijas,
Ubaldina y Jacinta. La esposa es fuerte y firme, ningún trabajo la
arredra Y así un día regresan y se acercan a solares paternos, han progresado.
Compran tierras con un cerro pequeño matizado de frondas: y allí casi en el otero,
alzan paredes sólidas que encierran salas amplias y acogedoras .Jacinto se
dedica ahora al ganado, ovinos, lo que les permite una vida cómoda y
desahogada. Las hijas son jóvenes ahora. Sienten la falta de un hijo varón que
no llegó. Un niño espera cerca, en un hogar generoso de hijos sin padre. Andrés
Márquez es su nombre. Los esposos no vacilan en adoptar a aquel niño que esperen llenará el vacío…
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