No te vieron mis ojos escondida en la hierba,
pero un perfume intenso derramaste a mi paso.
Hubiera yo deseado acercarme a la fuente
y encerrarte más tarde en un bonito vaso
Encontré por tu causa menos fría la tarde
y creí ver al cielo del color que imagino
tienes, dulce violeta, oculta entre las matas.
¡Pero tú sabes bien que ni miro el camino!
Basta sólo un regalo tan grato como el tuyo
para llenar de mieles el alma sensitiva.
Yo te dejé en la planta, lo digo con orgullo.
Vendrán otros paseantes, endúlzales su día
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