Yo podría decirte que puedo darte
la luz que aclara tus tinieblas.
La paz que sosiega tu corazón.
El conjuro de todos los hechizos.
El escondido trébol de cuatro hojas.
El genio de la lámpara de Aladino.
La herradura para la buena suerte
El grano de sal que asegure el pan en tu mesa,
El más auspicioso de los sortilegios.
Si crees en los designios de los astros
buscaría dones de todos los signos
y para que no sufrieras en tus amaneceres.
fingiría convertirme en
la Santa Bárbara de tus tormentas,
el agua bendita de tus bautismos.
Si eres incrédula, resaltaría tu fortaleza,
te ayudaría a encontrar amor
cordura y sabiduría. Todo.
Hasta te diría que puedo ser tu aura
si confías en la mística de Oriente.
Pero te estaría mintiendo, porque
nada de esto podría darte
y nada de esto es verdadero.
Solamente si el tuyo es un Dios
único omnipotente y tan misericordioso,
que hasta envió a su hijo unigènito
para cargar con todos nuestros pecados
te podré aconsejar que en él confíes
porque sólo en Él has de encontrar
seguro contentamiento.
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