¿Quién eras tú muchacho
generoso y honrado
que compartía la sopa
que yo te preparaba?
Desde mis cuatro años
tú llegas en un halo
de misterio y poesía
ángel, niño o hermano.
Tal vez fuiste un obrero
buscando la mirada
de mi tía coqueta
que también me cuidaba.
Eso creyó mi madre
y me lo dijo al tiempo,
cuando ya no llegaste
y sufrí por perderte.
Tierno y gentil esposo
llegabas fatigado
a la casa de aromos
donde yo te esperaba.
Te perdiste en el aire
o te cubrió la arena
Te llevaron las aguas
¡Nunca sabré quién eras!
W. P. de V. 30/9/2008
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