martes, 26 de julio de 2011

Paranaguazú

No puede imaginarse
un abrazo más cruento
Hombres desprevenidos
visitantes de hierro

Relámpagos y rayos
desde una nave inmensa
que se movía con alas
y no usaba remeros.

Flechas, lanzas, coraje,
orgullo el extranjero
que estaba preparado
para inusual encuentro.

Y se detuvo el viento
y callaron los ceibos
El neolítico apenas
con tardo medioevo.

¡Cómo captar instantes!
¡Cómo vivir sus miedos!
El mar fue el responsable
de intercambiar los tiempos.

Ese momento único
que rescató la historia
ha conmovido al Mundo
desde ayer hasta ahora

Pero la vida fresca
renovó magros ríos
y las estirpes viejas
removieron su hastío

Fue casual el encuentro
Fue crucial el conflicto
Fue doloroso el hecho
mas su alcance infinito.

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