Bella Montevideo que te muestras al Mundo
regada por un mar que te brinda su arrullo.
Ceñida por un cerro, vigía o atalaya.
hoy luces rascacielos que hasta el cielo te lanzan
¡Qué lejos del comienzo te muestra este mañana
que hasta pensar temieran los pioneros callados!
Aquellos que sus lares dejaron sin nostalgia,
trasladando sus sueños hasta tierras arcanas.
No escalaste peldaños para lograr tu sino.
no te llamaron pueblo, villa, ni aldea. Racimo,
de casuchas humildes, precarias, pasajeras,
pobres, desnudas, tristes, como cruel aguacero.
Rústicos emigrados aceptaron tus vientos,
ofreciendo su esfuerzo calmado, y un gran temple
Pero allí en tus carencias, ¡Ciudad!, fuiste llamada
y caballeros toscos se volvieron hidalgos.
Yo recuerdo en el tiempo a la célebre Henares
por ser solar augusto que acunara a Cervantes.
Y tú que del Quijote tomaste altruismo y gracia,
fuiste noble y distinta, fuiste humilde y preclara.
Grácil Montevideo que naciste en un páramo
arrasado por vientos sures y huracanados;
Surgiste cual milagro que nadie imaginaba
rica cuando eras pobre, culta cuando iletrada.
Paso a paso adquiriste soltura y elegancia
y en la América joven, tú fuiste destacada,
ya que para ser libres y por la ley lucharon,
hombres sin abolengo, mujeres sin espada.
Fue tu núcleo primero, un genovés e hispanos,
y algún hijo nativo de la América indiana.
Corazón generoso abierto a muchas etnias
Dadivoso en sus gestos, espléndido en su tierra.
Hoy sin dudas no eres la tacita que fuiste
en un momento grato de bonanza tranquila,
pero basta un esfuerzo para vencer los vientos
desde lejos te llegan, honrosos, los ejemplos.
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