miércoles, 9 de febrero de 2011

Ya está escrito

Yo te he amado Maestro desde que oí la historia
de tu pasaje breve como ser terrenal,
y acuno tu mensaje mecido en mi memoria
Dios, Espíritu, Hombre, único y Celestial.
Hubiera yo querido ser la que volcó el frasco
con perfume de nardos y tus plantas secó
porque estaban cansadas de tus viajes tan arduos,
y aquel bálsamo fresco hasta tu alma aromó.
Samaritana acaso sorprendida en el pozo
con su cántaro lleno que tu sed apagó
y recogió el mensaje del profeta divino
que sus tristes secretos sereno enumeró.
La mujer que tocara el borde de tu manto
muy enfermo su cuerpo, pero inmensa su fe,
el más humilde niño que acudiera a tu lado
o el pescador de hombres que olvidara su red.
Cualquiera que haya visto tu presencia y tus actos,
el viejo caminante que hacia ti se acercó,
el soldado tan rudo que supo que tú eras
no un hombre como tantos, sino el Hijo de Dios.
Entonces yo podría escribir tus mensajes
aunque no poseyera para ello ningún don
porque querría que todos supieran de tu nombre
tus milagros, tu gesto, mansedumbre y valor.
yo podría como otros decir que te había visto
en el lago, en la ruta, compartiendo tu pan.
hablaría de todo aquello que viviste
pero toda tu historia escrita ha sido ya.

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