Ay! Jesús que me miras desde el cielo
contemplando mis yerros cotidianos,
los impulsos que reprimir no puedo,
¡perdóname Señor por mis fracasos!.
¡Oh Jesús!, tú conoces mis caminos,
no dejes que mi pie tropiece en piedra
es mi andar inseguro y llevo prisa
sin saber qué me impulsa por las sendas.
Necesito que me orientes y me guíes
y que ablandes a mi alma, y que yo llore
por aquellos que sufren en la vía
por el hambriento, y aquel que se equivoca
Hazme dulce, serena, comprensiva
Hazme, humilde, sencilla, sin rencores
Mi vida tuvo flores y hasta espinas
pero más fue jardín con dulce aroma
Doblega mi carácter, quita dudas
que puedan de tu lado separarme
es tan sólo tu amor lo que perdura,
en este mundo doloroso y árido.
Vísteme blanca ropa de justicia
Derrama algunas gotas de dulzura
Fortifica la fe que tú me diste
y yo te esperaré con mi armadura.
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