Tu nombre es de mujer, así lo creo,
y te he elegido Abril entre los doce.
Ni siquiera he sabido los por qué.
Eres la primavera o el otoño
con aroma de rosas si estás lejos,
o con hojas al viento si me tocas.
Abril indefinido, amor de mil poetas
que recuerdan a la muchacha joven
o a la dama que no pensamos vieja.
Primavera u otoño, casi apacible,
no tuviste sitial privilegiado
tal vez no fuiste nadie, ni una nota
anoté en tus semanas de almanaque
ni bodas, cumpleaños, ni festejos.
Más les debo yo a julio y hasta a enero
por ser más preocupados por mis” nanas”
Sin embargo te nombro como a Octubre
que me colmó de ilusiones y nostalgias,
el mes de amor, florido y recordado
de sentimientos gratos ¡tan colmado!
De ti que no recuerdo muchos dones
es el nombre que elijo. Te perdono
por llevarte a mi muerto, al compañero.
No es tu culpa, seguro, su partida;
él se iba de a poco, desde otros meses,
y tú estabas allí, cualquiera, y libre.
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Si no tuviste nada grato para darme
me dejaste un ¡Adiós! en una tarde.