jueves, 29 de marzo de 2012

hoja de otoño



Soy una leve hoja apenas, que en la tarde
está allí porque Dios la ha bendecido
con su piedad,  pues  poco le he brindado.
Todo amor, con   su  gracia me ha vestido.

Vientos suaves, no ariscos me impulsaron
a pasar las etapas  de   la vida.
He soñado y mis sueños se agrandaron.
Fui  una  niña y mujer guardando nidos.

Aún  casa tengo, y es bastaste grande
para esperar a los hijos que se han ido.
Siempre vuelven, son ellos  la constancia
de mi pasaje, de mi amor, mis alegrías…

yo anduve...

Yo anduve una tarde sendero entre tilos
tan altos, tan viejos, que hacían soñar
que cruzaban  damas  con largos vestidos,
de sedas sonoras en grácil pasar.

Y los tilos siempre erguidos miraban
desde su estatura  mi pequeño andar
dándole su aroma a la tibia tarde
para saludarme, con su claro frac.

Esas cosas locas surgieron de pronto
porque soy de aquellas que gustan jugar
con las fantasías de tiempos de otrora
 esas que ya nunca se repetirán

Y si llantos hubo en la senda aquella,
por los devaneos de dama o galán,
acaso los tilos con la dulce esencia
de sus flores ocres, pudieron calmar.

Es que yo provengo del otro hemisferio
donde tilos viven, sin lucir igual
porque nunca forman tan alto cortejo
de avenida hermosa para recordar.

Buscando la armonía


Recordemos nuestras suaves colinas, las  redondeadas elevaciones, el agua cristalina zigzagueando entre las laderas  y el mar cambiante y misterioso.
Sentiremos todavía aquellos vientos raramente huracanados y las brisas perfumadas de la primavera.
Era la lluvia casi siempre oportuna y el clima agradable en un país especialmente digno de ser vivido.
     El habitante, conocedor de esos dones era igual, afable, algo indolente y despreocupado. Apto para ser perfecto mediador, defensor de la justicia y de la paz.
A medida que el país progresaba la cultura aumentaba, los intelectos se desarrollaban ampliamente, y muchos hijos de este suelo desde aquí y desde el exterior se convirtieron en expertos en Relaciones internacionales. Modelos de cordura, sabiduría y elocuencia  capaces de apoyar y defender toda causa justa.
    Hoy la inteligencia perdura, la capacitación ha aumentado, sin embargo de aquel paisaje casi paradisíaco, perdura tan sólo el suelo curvilíneo, las verdes praderas y el mar rumoroso.
Vientos muy fuertes han soplado en la naturaleza y en los hombres. Han aumentado los fríos y el Sol se ha vuelto más abrasador.
    Muchos hombres y demasiados jóvenes han caído en la intemperancia, en los errores, en los delitos a que han sido conducidos por hábitos que jamás  sospechamos que surgirían.
    El mundo exterior ha influido dolorosamente en nuestra sociedad y ahora ignoro si seguimos siendo tan ecuánimes y generosos.
   Hoy hay hambre, hijos que emigran, muertes injustas, prematuras, trágicas.
   Tal vez seamos más agresivos al igual que los vientos…
En cambio el suelo sigue siendo firme y confiable, y mientras desde la distancia oímos o vemos escenas de pueblos más iracundos e intolerantes, más pobres e  inestables, nos  atrevemos a extender la mano cálida e invitante para que se sepa que los golpes fortalecen y que lo único que perdura  es la solidaridad y la comunicación.
Aún tenemos mucho para decir, y aquí estamos
.


miércoles, 28 de marzo de 2012

Soledades

Eran siete hermanos. Llegaron tal vez por los años  sesenta  desde campos vecinos  buscando la cercanía del pueblo.  Compraron parcelas, unos junto a otros. La mayor ya era viuda, pero vivía sola, una pues, la casa que la alojaría. Un hijo casado le regaló nietos que a veces venían.
Tres hermanas eran casadas y cada pareja hizo allí su nido. Unos se orientaron hacia el pueblo y otros hacia el cerro.
Los restantes hermanos arrastraban larga soltería, una mujer entre dos varones. Para ellos el solar más distante.
Y comenzó allí su vida de retraimiento. Soledades de a dos, de a tres, de a uno.
Vivían tan cerca como para que la familia no rompiera su unidad  de tronco común, pero tan separados como para que las soledades no se mezclaran. Cada uno en su casa con sus plantas, sus aves. El pollo atado de  una pata, algún perro, un gato, quizás alguna vaca.
Jardines pequeños con flores agrestes y entrelazadas casi, como se acostumbraba en las casas de campo, dejando lugar para una quinta mínima y suficiente para el consumo de cada hogar.
Sorprendía el porqué  de sus destinos  sin hijos que rompieran la monotonía de las horas  Eran personas rectas, serias, amables si uno las saludaba, pero rara vez salían de su recinto.
Quizás alguna vecina cercana llegó hasta sus puertas y compartió algo más que  los Buenos Días.
Yo, a pesar de la vecindad, interrumpida  apenas por una cañada, sólo rescaté ese silencioso aislamiento que los caracterizaba.
Pienso, que tal vez se casaron mayores, que  los galanes llegaron demasiado tarde.
Estuvieron allí largos años, desde aquellos que yo viví de esposa y madre joven, hasta los de mi madurez avanzada. Y así se fueron yendo, de a uno. La mayor ya había perdido hacía mucho tiempo a su hijo,  pero   había ganado la permanente compañía de un nieto delgado y rubio que estuvo con ella hasta el fin
Ella  se fue un día, y el nieto ya joven quedó con la casa .Allí formó familia y hubo niños que lloraron y rieron  demostrando la vida. Pero esa sería una etapa posterior. Ahora estoy recordando el tiempo de los silencios y de las partidas.
Se fueron marchando de a poco, había escrito. La viuda, un esposo, una hermana, otra hermana y otro esposo. Y las casas lloraron el calor que se iba con cada uno, dejándolas  cada vez más calladas, cada día más desiertas.
Los tres solteros vivieron más; uno, justamente el más dicharachero y visitador traspuso con hidalguía los noventa años.
Y las casas están, personas extrañas se mueven en sus salas, sombras casi, como si  no quisieran mostrar demasiado su presencia rara y poco explicable. Contribuyen solamente a que aquellas viviendas prolonguen su utilidad antes de su destino de taperas.
Hasta las risas de los niños que logró el único nieto se apagaron cuando él se fue, un vacío que nada tenía que ver con la muerte, sino con la iniciación de nuevos  rumbos.
Yo hubiera deseado rescatar historias, vivencias, anécdotas,  saber de  aquel  apellido común  que aparentemente  no los vinculaba demasiado. Estaban  al lado pero lejos, aumentando una soledad inmensa  cuyo origen no pude descubrir.
No supe de sus creencias, de su religión, de sus oraciones. Tal vez musitaran el Santa Bárbara en las tormentas, al mismo tiempo que cubrían sus espejos esas noches, o envainaban sus cuchillos,  conservando esas supersticiones tan comunes en nuestros campos, o fervorosos doblaban sus rodillas antes de acostarse para agradecer o rogar a Dios. Acaso…
Yo apenas puedo afirmar que eran siete hermanos que llegaron y se fueron sin dejar más  testimonio  de su presencia, que el tiempo de su estadía.  Todavía recuerdo sus nombres, aunque no los haya mencionado. Quizás fueron felices a su manera. ¡Quién soy yo para opinar!
Pero cuando pienso en ellos me abruma el peso de diez  soledades.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Hacia el mañana

Soñaba ayer,firmes caminos
donde reinaran amor y paz,
mas no pensaba senda divina
sino caminos que el Mundo da.

Sí, tuve amores, sueños cumplidos
esposo e hijos que siempre están.
Quise, y amada tal vez he sido,
pero en mi huerto flores no hay más

Es que se fueron a otros jardines,
uno muy lejos, cerca los más
y su perfume llega a mi nido
borran nostalgias, que así se van.

Siento que el tiempo no se detiene,
avanza siempre hacia un allá
que nadie sabe, que muchos temen
aunque se aviste la claridad.

Poco he dejado que marque rumbos
aunque mi alma confiada está
en que a mis flores respete el mundo
pues Dios ofrece gracia y piedad.

Aquel que espera, no importa dónde
vendrá a buscarlas con gozo y paz.
Deben ser fuertes mis oraciones
pues sin mis flores,¿qué Edén habrá?

jueves, 8 de marzo de 2012

¿Una persona de color?...




Estuve preocupada mucho tiempo por aquello de “un hombre de color” jamás un “negro”. En la escuela nos enseñaron que Europa era blanca, Asia amarilla, África negra y América era roja. Se referían no a la tierra en sí, sino a las razas predominantes en cada continente y yo así lo entendí. Por supuesto aquello era muy general, sin matices, hoy sabemos que los hay, y muy profundos. Hay sub-razas en las que las carácteristicas difieren mucho e incluso cambia la tonalidad de la piel.

Pero ¿No es la peor forma de discriminación disfrazar el nombre? ¿Por qué un negro renegaría de su color? Quizás porque estaba sin resolver aquel ingrato tema de la esclavitud. Seguramente fue difícil aquel trasplante ignominioso e injusto. Pero hoy se han ido derribando las barreras y a pesar de ello todavía muchos se sienten disminuidos por el pasado de servidumbre de sus antepasados.- En el fondo no se sienten libres todavía. Y lo comprendo, fueron generaciones de separación, de humillación y abusos. Es posible que todavía en algunos países sufran segregación. Pero quiero afirmar que desgraciado el pueblo, país,raza o individuo que se sienta superior a otro. Las diferencias estriban solamente en los valores, la cultura, el empeño.
Deberíamos volver muy atrás en la historia ¿Acaso no hubo esclavitud allá en Egipto, o Babilonia? No eran negros aquellos, así que desde la antigüedad, hubo pueblos que dominaron a otros y los volvieron esclavos. Todos nosotros podemos ser descendientes de esclavos de tiempos remotos. Por supuesto desgraciadamente, también podemos descender de quienes los esclavizaron. Pero ¿Hasta cuándo arrastraremos los complejos? Es hora de reaccionar, si tenemos pudor de decir negro es porque quizás tenemos complejos de ser blancos.
Porque el ser blancos, especialmente si se poseen los cabellos dorados y los ojos claros parece encerrrar un retroceso hacia aquellas religiones politeístas donde el Sol era el Dios supremo, y el poseer su color el mayor rasgo de perfección

No defiendo en manera alguna a quienes ofenden o hieren usando un tono peyorativo. Me refiero a que solamente nos consideraremos iguales cuando podamos describirnos unos a otros como lo que somos. No se trata de llamar a otro con un apodo referente a cualquier característica racial o física, las personas tienen un nombre propio que las diferencian o individualizan, y existen palabras educadas para llamarlos: señor, amigo, según los casos.

Pienso que cada uno de nosotros estará orgulloso de pertenecer a una raza, cualquiera sea ella o a una mezcla de las mismas. Yo, nacida en América, figuro como de piel blanca en algún documento. Y dice éste la verdad, pero seguramente no me llamarían aria. qué sé yo a que grupo pertenece mi blancura. Quizás haya alguna gota de sangre negra o amerindia que no se advierta e incluso que yo ignore, corriendo por mis venas, y mucho más atrás, allá en España mis ancestros pudieron ser árabes o judíos. ¿Por qué no?

Guerras terribles se desataron en nombre de la pureza de una raza, pero somos desde tiempos antiguos descendientes de las más heterogéneas etnias de la Humanidad.
La claridad o la oscuridad está solamente en el alma y los pensamientos y por supuesto en las actitudes

No seamos ridículos, las ofensas solamente estarán en las intenciones y justamente el color negro en el espectro significa ausencia de color .No erremos pues, la educación y la cordura deben ser compañeras.